Quién más o quién menos, todo gamer gusta de sentir la esencia de las lan partys (sobretodo los de la vieja escuela que conocimos la falta de internet en casa). El staff de Gameflip y algunos colaboradores – Pero sobretodo amigos – fuimos a la Lan Party hecha en Castellbisbal entre el 16 y el 17 de julio de 2016, y aquí encontrarás algunas de las reflexiones que [peskaete] ha realizado del evento.
Cosas que preparas para una Lan Party
Tu PC: ¿Te acuerdas de ese «PC molón» que querías a los 15 años? Pues bien, lo has conseguido unos pocos años más tarde. Te has dejado medio sueldo y has comido pasta con arroz incontables veces para poder pagarlo, pero más vale tarde que nunca. Así que lo llebas a la lan party con todo el orgullo del mundo, ya que aunque no es el mejor ordenador de la sala, sabes que te lo has ganado.
Una muda limpita y planchadita: Te dijeron que había algo parecido a duchas en el evento y tienes confianza plena en que te pegarás una ducha para mantener la higiene personal. Pobre iluso, ni los más veteranos de estas fiestas te saben decir si la existencia de duchas es una leyenda, una realidad, o simplemente una broma recurrente de los organizadores.
Un saco de dormir ó una tienda: Si te gustó la broma de «tenemos duchas», esta no te dejará indiferente. Se dice que la gente puede dormir en los recintos y alrededores, y realmente no les falta razón. Lo que no te dicen es que el sitio sea probablemente el suelo de una esquina, en tu coche, o en algún banco del parque más cercano. ¿Pero a qué hemos venido, a echarnos la siesta o a viciarnos?
Pasta, por supuesto: sabes que no va a ser barato, así que sacas bastante pasta para cubrir todos los gastos de transporte, comida, etc. «Total, sólo voy a viciarme y comeré barato, no puede ser muy caro». Ay de ti como no haya cajeros cerca. Es aquí cuando entiendes a tus padres que te decían que no podías hacer estas cosas. En realidad, lo que no querían es enmarronarse con semejante ruina.
Consecuencias físicas de la Lan Party
Tu espalda no está como para practicar yoga: más de 36 horas sentado en una silla similar a las de camping deja su mella.
Tienes los ojos más secos que una garrapata en un peluche: después de varias horas delante del ordenador, tus ojos parpadean muy poco. Si además cambiamos «varias» por «un cojón» y le añadimos las horas de sueño sacrificadas, blanco y en botella. Sal a saludar al sol y a cantarle a los pajarillos si hay huevos.
Las cervicales están perjudicadas: Nunca te ha dado tanto palo decir «no» con la cabeza. En vez de eso, intentas decir más palabras aunque no tengan puto sentido.
Mover las muñecas en círculos te produce ese «placedolor» que no sabría describir con claridad: las mesas están igual de altas para todo el mundo, así que si eres de esos poco afortunados un poco más bajitos, vas a flipar. Las muñecas sufrirán horas y horas de presión en la base debido a la posición que te verás obligado a adoptar.
Tienes el culo tan plano que no sabes donde tu espalda termina su nombre: Lo dicho anteriormente, esas sillas son una gozada. Lebantarte de esas sillas producirá una sensación de libertad que ni el hecho de pasearse por casa en bolas podrá ofrecerte.
El corazón te palpita com una patata frita: Monster, Red Bull, Rockstar, bebidas energéticas marca «notefijes»… Has perdido la cuenta, no sabes cuantas llebas en el cuerpo y si no fuera por el sueño inevitable te verías capaz de correr tres maratones antes de desplomarte en el suelo. Se te ha ido la pinza, y lo sabes.
Consecuencias mentales de la Lan Party
Has dormido menos que Blancanieves en una rave: Ya no recuerdas lo que es estar en tu camita esponjosa durmiendo a destajo, pero lo añoras fuertemente. Esto te pilla diez años atrás y lo que te viene a la cabeza es la frase «¿dónde continuamos la fiesta?», pero ya te has hecho un poco mayor. Los organizadores han llebado la broma de las duchas demasiado lejos, y te dicen que podrás acampar en algún lugar. Si es que son unos cachondos oiga.
Decir que estás empanado es quedarse corto: ¿Estás buscando desesperadamente el móvil que precisamente llebas en las manos? No te preocupes, es normal. Lo raro es que recuerdes tu nombre y no intentes disparar a la gente que te habla haciendo clic izquierdo cada vez que se te aparece.
El vicio que te has pegado te sabe a poco: Si te preguntan «a qué te has viciado» este fin de semana, no sabes si responder que «a todo» o simplemente reir y marcharte a lo Lucky Luke con la dignidad de un cowboy en el desierto. Eso si, no has subido todos los levels que calculaste que subirías, ni has conseguido esas piedras que tanto ansiabas. Todavía estás intentando entender qué has hecho con todas esas horas sin respuesta alguna.
Sentimiento de culpa: Ya has vuelto a casa, te aseaste y dormiste tus horas. Has ido a trabajar y después de un largo día te apetece echarte una partidita… o no. No sabrías por qué, pero te apetece jugar y a la vez sabes que no deberías. Y por si fuera poco, tienes a tu pareja que probablemente te ha estado repitiendo eso de «después de un fin de semana entero jugando, estarás unos días sin viciarte no?». Si juegas te sientes culpable. Si no, también. Viciar o no viciar, e ahí la cuestión.
Y para finalizar, os dejamos una imagen de nuestro paso por la Lan Party Castellbisbal 2016. Un colega durmiendo confiadamente después de aguantar más de 36 horas despierto non stop… Graso error.
Las hay mejores, pero la verdad es que en privado ganan mucho.